miércoles, 30 de noviembre de 2011

La primera vez que escuché Bad As Me



No mentiré, cuando vi el promocional de “Chicago”, me imaginé a lado de Tom Waits, dejándome devorar por el festín de piezas que desataría su más reciente material Bad As Me; era emocionante verlo en un escritorio llamando a las personas más deformes para acompañarlo en su terremoto.

Obviamente la fiesta de Bad As Me, la probé de otra manera; en muchas mañanas apresuradas e infinidad de noches de insomnio, pero pude calcar sus sonidos hasta el invierno, llegando a la frustrada navidad y con tartas de manzana.

No hay nada que comprobar con más de 20 discos desatados de la época “Beat”, pero es delirante esperar un álbum al final del año, después de haber escuchado tropiezos y decepciones, y cuando la mayoría de las revistas se han echado un clavado para enumerar los “mejores” discos del año.

Para mí no hay más, es muy gratificante tener a Waits en uno de los tantos fallidos finales de nuestra existencia; lo es porque este disco es un resumen sabrosísimo, comenzando por ese monstruo que tiene en la garganta, el cual puede darte las tonadas más acertadas para besar y abrazar, así como para matar con arañazos a tu sueño sexual.

“Chicago” “Bad as Me” y “Satisfied” se toman de los dedos con una demencia epiléptica, todo un flirteo espeluznante; es imposible no pensar en un temblor que acabaría en un éxtasis constante.

“Raised Right Men” contiene la misma sensualidad, aunque con más suavidad, sobre todo cuando Don Tom decide titubear cada una de las palabras de un hombre descerebrado, ni hablar de las cuerdas y de lo que guarda esta canción dentro de su sombrero con sonidos pintorescos.

El otro lado del disco, guarda una de esas crueldades parisinas: “Talking At The Same Time”, comencemos, no hay nada nuevo en esta pieza, suena una hipotermia con esas trompetas y un piano que según Waits, salió de su cocina. La tonada cambia porque este es el único extracto en el que la rasposa voz se esfuma por cigarrillos y guitarrazos sutiles, como si “todos hablarán al mismo tiempo”.

Si el tiempo se acaba para el 2011, pues entonces repita en su reproductor “Kiss Me”; una serie de tonadas para los amores destrozados, las inundaciones de lágrimas y los vinos. La monotonía juega un papel importante en esta parte del disco, así como los perfumes que puede derrochar la voz de Waits; jazz y hasta un pedacito de Bossa se dan cita en este minuto.

La cosa se va con “New Year´s Eve”, sería pleno acabar con el mundo y el año con esta pieza, aunque sigo esperando a que Waits me marque y me invite a su fiesta privada para escuchar nuevamente el Bad As Me.