jueves, 8 de diciembre de 2011

John Lennon, Edición 2012

Me desperté tarde como la mayoría de las veces en mi diminuto cuartito; así que me dediqué a calentar el desayuno como loca, prendí la computadora y me senté a checar el correo; la bandeja de entrada estaba llena de notificaciones de los culeros de Ticket Master, quienes afirmaban que vendría a un Foro Sol por tres fechas; emocionada decidí vender mi sala que acaba de ganarme en un concurso para estar hasta adelante con él, porque el boleto estaba en 7 mil pesos.

Obviamente él ya sabía del concierto, así que nos marcamos emocionados para planearlo todo: JOHN LENNON, Edición 2012.

Me fui al trabajo, hice notas de mi odisea chafa mañanera y mis emociones constantes, mientras tomaba café y comía más pastelitos de los jefes.

No pasaron ni 5 minutos para que se convirtiera en TT y para que las televisoras, portales, periodicos y demás se llenaran de notas sobre su próxima presentación.

Tampoco faltaron los incrédulos que hablaban de una reconciliación número 45 de Paul
y John; y claro sobre su hipocresía, pero también nos daba igual, ¡LO VERÍAMOS! y tal vez escucharía muchas canciones que me había dedicado y seguramente lloraríamos por… ring, ring, ring ya son las 9:00 am.

DE VERDAD QUISIERA QUE ESTE DÍA PASARA DESAPERCIBIDO. JOHN LENNON D.E.P.

miércoles, 30 de noviembre de 2011

La primera vez que escuché Bad As Me



No mentiré, cuando vi el promocional de “Chicago”, me imaginé a lado de Tom Waits, dejándome devorar por el festín de piezas que desataría su más reciente material Bad As Me; era emocionante verlo en un escritorio llamando a las personas más deformes para acompañarlo en su terremoto.

Obviamente la fiesta de Bad As Me, la probé de otra manera; en muchas mañanas apresuradas e infinidad de noches de insomnio, pero pude calcar sus sonidos hasta el invierno, llegando a la frustrada navidad y con tartas de manzana.

No hay nada que comprobar con más de 20 discos desatados de la época “Beat”, pero es delirante esperar un álbum al final del año, después de haber escuchado tropiezos y decepciones, y cuando la mayoría de las revistas se han echado un clavado para enumerar los “mejores” discos del año.

Para mí no hay más, es muy gratificante tener a Waits en uno de los tantos fallidos finales de nuestra existencia; lo es porque este disco es un resumen sabrosísimo, comenzando por ese monstruo que tiene en la garganta, el cual puede darte las tonadas más acertadas para besar y abrazar, así como para matar con arañazos a tu sueño sexual.

“Chicago” “Bad as Me” y “Satisfied” se toman de los dedos con una demencia epiléptica, todo un flirteo espeluznante; es imposible no pensar en un temblor que acabaría en un éxtasis constante.

“Raised Right Men” contiene la misma sensualidad, aunque con más suavidad, sobre todo cuando Don Tom decide titubear cada una de las palabras de un hombre descerebrado, ni hablar de las cuerdas y de lo que guarda esta canción dentro de su sombrero con sonidos pintorescos.

El otro lado del disco, guarda una de esas crueldades parisinas: “Talking At The Same Time”, comencemos, no hay nada nuevo en esta pieza, suena una hipotermia con esas trompetas y un piano que según Waits, salió de su cocina. La tonada cambia porque este es el único extracto en el que la rasposa voz se esfuma por cigarrillos y guitarrazos sutiles, como si “todos hablarán al mismo tiempo”.

Si el tiempo se acaba para el 2011, pues entonces repita en su reproductor “Kiss Me”; una serie de tonadas para los amores destrozados, las inundaciones de lágrimas y los vinos. La monotonía juega un papel importante en esta parte del disco, así como los perfumes que puede derrochar la voz de Waits; jazz y hasta un pedacito de Bossa se dan cita en este minuto.

La cosa se va con “New Year´s Eve”, sería pleno acabar con el mundo y el año con esta pieza, aunque sigo esperando a que Waits me marque y me invite a su fiesta privada para escuchar nuevamente el Bad As Me.

viernes, 26 de agosto de 2011

El First Light en Cholula (Capital Sonora)



First Light, es el combustible jazzístico trazado por reggae y romanticismos más eminentes; un material que muestra a unos Easy Star-All Stars alejados de los covers de Pink Floyd, Beatles y Radiohead.

Este último disco transporta obviedades, quitando fondos a letras cómodas y moldeando cuerdas bucales menos raposas. Es una bodega con menos reggae y más kilos de soul.

El material es el debut nato de los neoyorkinos, pues a pesar de haber presentado anteriormente un disco con piezas propias, el First Light regala caras más honestas y desnudas.

Los Easy Star-All Stars han limpiado sus metales, dejaron que calcar tatuajes de Dub Side Of The Moon, Radiodread y Easy Star’s Lonely Hearts Dub Band, para moldear melodías que saborean besos de la vanidad de mujeres.

Las féminas son importantes en este disco, pues los ecos predominan, así como los pianos que ahogan por completo al grupo ronco de hace seis años.

Son 16 las canciones que componen esta primera luz; “Don´t Stop the music” parece ser una entrada similar a las anteriores, pero con baterías que coquetean con Michael Goldwasser, quien da paso a “First Light” y “Break of Down”, canciones que ya no pueden ocultar el sonido fino de Big Band.

Sin embargo hay minutos familiares, donde el Dub no puede negarse, como en “Easy Now Star” y “Univeral Low”, piezas que también manifiestan un culto verdoso.

Para Michael Goldwasser, First Light es Reggae orgánico, horneado con un loop moderno, aunque las cosas se ponen bastante retro con el misticismo de “In the Light”, una desfachatez de balada melodramática que parece que fue sacada de la época de The Persuaders; endulzada por coros livianos que pueden enamorar.

Esta lente abre el paso a una carrera solida para la banda, pues han asegurado que durante los próximos meses, saldrá del horno un nuevo material con invitados que podrían desprenderse de guitarras virtuosas, extendiendo la visión de Easy Star - All Stars.

Este viernes, 26 de agosto, el First Light se reflejará en las pirámides de Cholula, junto con Los Santísimos Snorkels, Vachamat, F.L.O. Selecter y Sonido Zayas; quienes también adornaran el reggae orgánico de Easy Stars - All Stars.

martes, 9 de agosto de 2011

Sin los sesentas de Winehouse




Desde su primer coqueteo con el demonio supimos que amaríamos su ridiculez mucho más que su música, su muerte tan predecible iba a ser la carcajada y en ese instante todos se llenarían de pulcro ante las drogas.

No era más que un ente de la década de 1960, nada nuevo pero sí deslumbrante, su dolor era familiar, era nuestro hígado; una popera que viajó en una máquina del tiempo, para tambalearse en medio de dos siglos.

¿Cuántas veces vimos morir a Amy? Siempre, pocas son las imágenes que reflejan una ventana viviente de su voz y sobre todo de sus ojos almendrados, los cuales mostraban a decenas de mujeres de décadas pasadas, féminas comunes odiando amar tanto el mundo; una lucha de machismos y feminismos.

También es cierto que se codeaba con figurillas de pop de este siglo, pero dejaba una mirada masculina que la llevó a manosear a estatuas como Quincy Jones y con su entrañable Mark Robson, siendo estos dos nombres, los que llevaron a Amy a revivir el delineador de mujeres pasadas como Lesly Gore.




Desojar sus costras es tan morboso y jugoso; todo comienza desde el peinado, un revoloteo que hostiga con cintas y moños enormes, recordando a las secretarias de esa época que iban al salón de belleza para obtener un peinado como las integrantes de The Ronettes o la misma Audrey Hepburn.



Sin embargo, la Amy del 2000 le quitaba todo el romanticismo y lo hacía un nido en su cabeza para matar sus condolencias, guardaba éxtasis, pudriendo de la manera más bella su cochambrosa imagen.

Las prendas pequeñas que formaban un cuerpo totalmente amorfo fueron la inspiración de un Karl Lagerfeld y de toda una palabra tendencial que decidió postergarse en los siguientes años en la moda: Vintage.

Tatuajes de anclas, princesas rotas, historietas de guerras y de lugares tan comunes, era lo que adornaban sus brazos llenos de inyecciones y morfina, haciendo una Amy totalmente autodestructible.

Sus caderas eran la voz de la misma Peggy Lee, iban al ritmo de su jazz cincuentero pero con un rock y un agradecido contralto que la dejó sin respiración, y es que era magnifico saborear una voz así junto a una imagen tan estremecedora y triste.



Una muñeca desolada, un nido sucio y latente, bien elaborado por modas, fotografías en blanco y negro, y amores fallidos; todo eso era Winehouse, quien fue aventada a la cultura pop. Tal vez nada increíble, pero vino a dejarnos un poco del pasado para ver como se suicidaba en el presente.

martes, 24 de mayo de 2011

Y entonces Trip Hop… (Capital Sonora)






Hay una casa pequeña en Inglaterra con un olor asfixiante, los espacios en blanco y silenciosos son los correctos para que algunas figuras asimétricas formen un triangulo, como la mayoría de las obras, fotografías y pinturas; así de perfecto es el Trip Hop, un género que ni siquiera es aceptado, una excusa para decir y gritar tanta oscuridad secuestrada por el sexo.

¡Qué venga Bristol entero con todos sus músicos dementes y enfermos! que se regocijen, para que décadas después olvidemos que alguna vez hubo tiempos débiles. Que nos retuerzan el cerebro con líquidos calientes y que nos aprieten el pecho con voces terroríficas.

No es saludable el Trip Hop, eso es un hecho, pero es necesario, y México está recibiendo un nido que aturde; el año pasado Robert del Naja y Grant Marshal se desplazaron en medio de dos baterías, haciendo noches indescriptibles , en ese entonces la voz deliciosa y femenina de Martina Topley Bird recordó a Tricky.

Basta con escuchar “Five Man Army” del Blue Lines, de Massive Attack, para entender por qué Tricky es un maldito loco que gracias a su perturbación sigue contando historias descabelladas y preguntándose quién es.

Afortunadamente ese ente desubicado vendrá en un par de semanas para mostrarnos nuevos tonos que enmarcan su Mixed Race, que es algo así como una manzana roja, jugosa y lista para morder; hay hip hop, rap, electrónica y una mujer que lo espera bajo una regadera.

Su psiquiatra le ayudo a quitarse algunos kilos de la espalda y su música ahora muestra a un sujeto que camina despacio por los callejones de Londres, pero que sigue pareciendo un vagabundo que mataría a quien decida arrebatarle su armónica.
Desde un Daft Punk hasta una Britney Spears, es lo que hay en una plasta gelatinosa de un Tricky, que puede transformar la tonada más hueca en una galaxia.

Que una visión tan amorfa visite México en estos tiempos es necesario, más aún cuando el Trip Hop se va penetrando lentamente.

Aunque no todo termina aquí, pues falta una pieza que termine de formar este triangulo y los rumores parecen ser cada día más intensos y han vuelto locos a una infinidad de fanáticos: Portishead podrían visitar el país y ser el pico de está historia.

Una noticia descabellada, algo que nadie esperaba de una banda gigantesca, un parte aguas, culpable de tantos músicos y bandas actuales. Portishead es un verdadero padre y una cabeza, que sabe en qué momento callar y resultaría perfecto que cerrara esta obra adictiva llamada Trip Hop.

@dianaegomez


Puedes leer Capital Sonora impresa en periódico Milenio Puebla, sección Cultura.

lunes, 31 de enero de 2011

D.



He said that I’m just a girl who wants to play with sex, I tell him: YOU PLAY WITH ME and I do sex with you.

De ahora en adelante tendré una relación enfermiza con mi mano. FIN.

jueves, 27 de enero de 2011

Cocker sincronizando a la muerte




Parecería un problema serio el poder que tienen los anteojos de un músico maduro como Jarvis Cocker y las jeringas en las venas podridas de una mujer recién duchada, pero ese delirio es todo un antojo culpable al que nadie podría resistirse.

Y es que el dúo francés, Discodeine hizo junto a Cocker una canción que se acurruca
en ojos que tiemblan en los rincones y posiblemente en mucha gente llena de heroína.

“Synchronize”, es el título de la canción, que como tal lo menciona, es toda una sincronización de letras, ritmos, consolas y una pequeña orquesta, que llega en el momento preciso de la desesperación ante las drogas.

Esta pieza es una pesadilla deliciosa; nadie quisiera estar en ese cuarto, pero seguramente, todos ansían saborear el cigarro que el vocalista sostiene mientras baila arrítmico a lado de una ventana verde.

El video clip, es una perla perfecta que embonó muy bien en el anillo de Discodeine: todo se desarrolla en los cuartos 506, 507 y 508; en el primero una mujer con ojeras huele su ducha, en la siguiente una pareja delgada tiene una cita con todas las drogas existentes y por último, un Jarvis viejo, tuerce su espalda alrededor de la habitación, dejando que su sangre empate con la de una mujer de medias negras, quien está lista para tener sexo.

Justo en el momento en que los parpados son más delgados y los labios están a punto de caerse en esas habitaciones, una orquesta les grita que todo debe seguir y que la autodestrucción no termina hasta morir lentamente.

Mucho se ha argumentado y escrito con respecto a la maravillosa salida de la vida, pero pocos la han puesto como una tendencia, y eso se vuelve claro cuando la letra argumenta que sincronizar, “es curar el tiempo y destruirlo”.

“Synchronize” es una invitación a tomarse el tiempo necesario para llegar a la muerte, pues al final “todos estábamos destinados a satisfacernos y a movernos en el tiempo”.

El climax de esta canción llega en el coro, el cual es cantado con las barbas de Coocker, y es que “las luces en el tiempo se mueven con el ritmo y su corazón late al compás de los tambores”.

Los últimos segundos son claves, no se necesitan muchas letras para explicarlo pero sí muchos beats mortales, que hacen que los sonidos se escuchen deliciosos y los orgasmos se vuelvan infinitos.

jueves, 13 de enero de 2011

¿Contarnos una historia?

Te la escribiría en tus piernas por veinte años más, aunque sólo hayamos bailado una noche en tu auto.

Quédate muy lejos de estas medias; podría acariciarte sin tocarte pero nunca tenerte, eso rompería con las ganas de observarte.

Pero hoy sólo hazme una pasta de besos, por favor.