Un gentelman tiene una cita en el cuarto de algún hotel en París, donde los prejuicios no están invitados y las filias se presentan con su mejor vestido.
Las tallas y colores de los entes y vaginas no importan en absoluto. Pechos pequeños e inmensos se entrelazan con falos falsos y leche, para crear una excitación gris.
Esta experiencia salió de los pantalones de Frédéric Fontenoy, un fotógrafo surrealista que desde la capital de Francia nos muestra espejos encharcados de sexo duro que se pierden en las miradas de féminas que acaban de ser penetradas.
Disfruten.
domingo, 5 de septiembre de 2010
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